Descubre Chicxulub Yucatán, una de las Playas de Yucatán más emblemáticas: mar esmeralda, ambiente local y el famoso cráter del meteorito.
En medio del corredor costero que une a las Playas de Yucatán, entre Telchac Puerto y Santa Clara, se encuentra San Crisanto, un pequeño puerto que guarda una de las combinaciones más hermosas de mar, manglares y tranquilidad.
Aquí, la naturaleza dicta el ritmo: el sonido del viento entre los cocoteros, el reflejo del sol sobre el agua azul verdosa y el canto de las aves que sobrevuelan los canales de mangle.
San Crisanto se siente como un refugio natural, su playa es amplia, de arena clara y suave, con aguas cristalinas que cambian de tonos turquesa a esmeralda a lo largo del día.
Más allá del mar, este lugar sorprende por su reserva ecológica de manglares, donde puedes recorrer en lancha o kayak los canales naturales hasta llegar a un ojo de agua escondido entre la vegetación.
Es una experiencia única que combina aventura y calma en un mismo entorno.
San Crisanto es una comunidad costera ubicada en el municipio de Sinanché, dentro del litoral norte del estado de Yucatán.
Forma parte del corredor costero que conecta Chuburná, Progreso, Telchac, San Crisanto, Santa Clara y Dzilam de Bravo, una de las rutas más escénicas del norte de la península.
El puerto se encuentra a aproximadamente 1 hora con 15 minutos de Mérida, viajando hacia el norte por la carretera Mérida–Motul–Telchac Pueblo y continuando hasta la costa.
Durante el trayecto, el paisaje cambia de la planicie rural al aire salado del mar, con palmeras, dunas y aves costeras que acompañan el recorrido.
San Crisanto limita al oeste con Telchac Puerto y al este con Santa Clara, lo que lo convierte en un punto intermedio perfecto para quienes desean conocer varias Playas de Yucatán en un solo viaje.
Además, su cercanía con Mérida lo hace ideal para escapadas de fin de semana o excursiones de un solo día.
Llegar a San Crisanto desde Mérida es muy fácil, ya que se encuentra a tan solo una hora con quince minutos de la ciudad.
El trayecto atraviesa pueblos pintorescos y termina con una vista hermosa del mar, lo que convierte el recorrido en parte de la experiencia.
Hemos preparado para ti el siguiente mapa interactivo para que ubiques San Crisanto y su camino desde el Periférico de Mérida Yucatán.
La ruta más directa es tomar la carretera Mérida – Motul, continuar hacia Telchac Pueblo y seguir hasta la costa. Desde ahí, solo resta conducir unos minutos hacia el este hasta llegar a San Crisanto.
Todo el camino está pavimentado y señalizado, por lo que resulta cómodo y seguro.
La distancia total es de 72.5 km, y el tiempo estimado de viaje es de 1 hora con 8 minutos, dependiendo del tráfico.
El gasto aproximado en gasolina ida y vuelta ronda entre $200 y $300 MXN, según el consumo del vehículo.
(Fuente: Rome2Rio)
Desde la terminal Noreste de Mérida salen autobuses y vans que llegan directamente a San Crisanto o hacen escala en Motul y Telchac Pueblo.
Si tomas un autobús hasta Telchac Pueblo, puedes continuar el último tramo hacia San Crisanto en colectivo o mototaxi local, con un costo adicional de $20 a $25 MXN.
Si prefieres viajar sin escalas, también puedes contratar un taxi o servicio privado directo desde Mérida.
Los precios rondan entre $550 y $700 MXN por trayecto, dependiendo del punto de salida y el tipo de vehículo.
Es la opción más cómoda si viajas en grupo o llevas equipaje.
(Fuente: Rome2Rio)
Recorre en este Street View paso a paso esta hermosa playa.
La Playa de San Crisanto es uno de los rincones más tranquilos y naturales del litoral norte del estado.
Forma parte del corredor de las Playas de Yucatán, pero conserva un ambiente más relajado y ecológico, ideal para quienes buscan disfrutar del mar sin aglomeraciones.
La arena de San Crisanto es suave, clara y compacta, perfecta para caminar descalzo sin hundirse demasiado. Su tono es blanco en la parte seca y beige claro cerca del agua, lo que crea un contraste muy bonito con el color del mar, no hay piedras y solo algunas pequeñas conchitas dispersas, por lo que es totalmente caminable incluso para quienes tienen pies sensibles.
El mar de San Crisanto es limpio, cristalino y de tonos azul verdoso, con matices esmeralda que cambian según la hora del día. Durante la mañana suele tener un tono más turquesa, mientras que por la tarde se vuelve más profundo y reflejante. La temperatura del agua es templada y agradable, ideal para nadar, flotar o simplemente refrescarse. El oleaje es muy suave, lo que la hace perfecta para familias con niños o para quienes buscan un baño relajante.
La playa es amplia y de fácil acceso, con espacio suficiente para colocar sombrillas o palapas sin sentirse apretado. A lo largo de la costa se encuentran algunas palapas rústicas y pequeñas cabañas que dan sombra natural, además de zonas abiertas donde se puede caminar o descansar. Al ser una playa con poca afluencia, incluso en fines de semana mantiene una sensación de amplitud y tranquilidad.
San Crisanto conserva la esencia de un pueblo pesquero y ecológico. En la playa verás familias locales, pescadores en lanchas pequeñas y visitantes que llegan a pasar el día entre el mar y los manglares.
El sonido del viento y de las aves costeras predomina sobre cualquier ruido urbano, creando una sensación de desconexión total. Aquí no hay música alta ni grandes hoteles; lo que reina es el silencio del mar y la calma del entorno.
San Crisanto, Yucatán, no solo tiene una de las playas más tranquilas del norte del estado, sino también una de las experiencias naturales más hermosas de toda la costa: navegar entre manglares y descubrir un ojo de agua dulce en medio del humedal.
Además, ofrece actividades sencillas, locales y relajantes que hacen que cada visita sea distinta.
Esta es la actividad más famosa de San Crisanto y una de las más valoradas entre las Playas de Yucatán.
El recorrido se realiza en lancha o kayak a través de canales naturales rodeados de manglar rojo y blanco, hasta llegar al ojo de agua Dzonot Tzik, un cenote natural de agua cristalina donde puedes nadar y refrescarte.
El recorrido incluye estacionamiento, guía local y acceso al ojo de agua. Es una experiencia segura, ideal para toda la familia y manejada por habitantes de la comunidad, lo que promueve el ecoturismo sustentable.
El mar de San Crisanto es tranquilo, sin oleaje fuerte y de temperatura templada, perfecto para nadar o flotar con calma.
Puedes llevar tu propia sombrilla o rentar una palapa frente al mar por aproximadamente $150 MXN por día, con mesa, sillas y sombra natural.
Algunas palapas cuentan con servicio de comida casera y bebidas frías.
A lo largo del malecón y en la zona de acceso a la playa hay pequeños restaurantes familiares y cooperativas de pescadores donde puedes probar:
El ambiente es relajado, sin lujos, pero con ese sabor local que distingue a los puertos yucatecos.
San Crisanto es también un sitio ideal para el avistamiento de aves costeras y mangleras, como garzas, pelícanos, fragatas y espátulas rosadas.
Durante la temporada de lluvias, los manglares se llenan de vida y es posible observar peces, cangrejos azules y tortugas pequeñas cerca de los canales.
Se recomienda llevar binoculares y cámara con zoom.
El centro del poblado es pequeño pero encantador.
Puedes recorrerlo en bicicleta o a pie y visitar su iglesia de San Crisanto Mártir, además de comprar artesanías y productos locales, como miel melipona y sal marina artesanal.
Los precios de los recuerdos oscilan entre $50 y $200 MXN, dependiendo del producto.
San Crisanto es un puerto pequeño pero muy bien organizado. Su comunidad ha sabido desarrollar el turismo sin perder su esencia pesquera y ecológica, ofreciendo a los visitantes servicios básicos, buena atención y un ambiente familiar.
En la zona costera encontrarás palapas, restaurantes locales y pequeños comercios que venden desde botanas y bebidas hasta artículos de playa.
La mayoría de los servicios son operados por familias del pueblo, por lo que la atención es amable y personalizada.
Hay estacionamiento gratuito en el área de acceso al muelle y baños públicos cerca de la cooperativa ecoturística.
Para quienes deseen quedarse más tiempo, existen cabañas y posadas familiares frente al mar con tarifas que van desde $800 a $1,200 MXN por noche, dependiendo la temporada.
(Fuente: Booking.com – alojamientos en San Crisanto)
Los restaurantes familiares ofrecen mariscos frescos del día: pescado, camarón, pulpo y caracol preparados al gusto.
Muchos cuentan con palapas junto a la playa, por lo que puedes comer literalmente con los pies en la arena.
Entre los más conocidos están El Manglar de Doña Mary y El Oasis del Mar, con platillos desde $150 MXN en adelante.
(Fuente: Google Maps – Restaurantes en San Crisanto, marzo 2025)
La zona turística cuenta con baños y regaderas públicas, administradas por la cooperativa local, con una cuota simbólica de $10 MXN por persona.
La playa se mantiene limpia y ordenada, gracias al compromiso de los habitantes que promueven un turismo sustentable.
No hay basura visible ni vendedores agresivos, lo que contribuye al ambiente tranquilo del lugar.
San Crisanto es una de las playas más seguras y acogedoras del litoral yucateco.
Los habitantes son atentos y siempre dispuestos a orientar a los visitantes.
Es común ver familias locales y turistas compartiendo el espacio sin aglomeraciones ni ruido, lo que refuerza su carácter familiar y relajado.
Visitar San Crisanto, Yucatán, es una experiencia que combina tranquilidad, naturaleza y contacto directo con la vida local.
Para aprovechar al máximo tu visita —y disfrutarla como lo hacen los lugareños—, te compartimos algunos consejos útiles que harán tu viaje más cómodo y responsable.
Recorrer San Crisanto, Yucatán, es una experiencia que combina mar, manglares y la calidez de su gente. Aquí, la naturaleza sigue marcando el ritmo de la vida: el sonido de las olas suaves, el canto de las aves entre los manglares y el aroma del pescado recién frito crean una atmósfera difícil de olvidar.
A diferencia de otras Playas de Yucatán, San Crisanto no busca impresionar con grandes hoteles ni infraestructura turística; su encanto radica precisamente en lo contrario: en su sencillez, en la calma que se respira y en el equilibrio que mantiene entre turismo y conservación.
Ya sea que llegues a nadar en su mar azul, recorrer en lancha los canales naturales o simplemente descansar bajo una palmera, San Crisanto te regala algo que pocos destinos ofrecen: una sensación real de desconexión y paz.
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